¿Igualdad en la publicidad?
Hasta ahora hemos recurrido a las diferencias biológicas para justificar la diferencia social que hoy en día se puede observar en nuestra sociedad.
Los papeles que se le otorgan a un hombre y los que se le dan a una mujer son muy diferentes. Quitando del embarazo, no existen tantas diferencias en las capacidades de ambos, aunque a decir verdad eso va influido por la cultura: a las niñas desde pequeñas se les regala muñecas para que desarrollen su capacidad maternal y se les regaña si actúan como algún amigo o su hermano a quienes se les regala pistolas y camiones para aumentar su capacidad agresiva.
La cultura puede invertir los papeles de ambos sexos, aunque con repercusiones psicológicas y sociales. De ahí podemos destacar la publicidad de nuestra época: sexista y discriminatoria.
En los espacios publicitarios el televidente es simplemente como una esponja que absorbe la información, sin rechazarla, meditarla ni aceptarla, sino que su subconsciente la acoge simplemente.
Aunque actualmente no hay tantas diferencias entre hombres y mujeres gracias a nuestra evolución cultural, se pueden observar algunas en los spot publicitarios: hombres cocinando, poniendo lavadoras o limpiando los platos añadiéndoles un gorro de cocinero, como si fueran profesionales, sin embargo las mujeres aparecen cocinando como “simples” amas de casa.
El mensaje que intentan transmitir es que el hombre se ha introducido en el ámbito doméstico, pero lo único que hace es reflejar esa discriminación existente en nuestra sociedad hacia la mujer como podemos observar en un anuncio de champú donde aparece una mujer en una oficina de trabajo donde se da a entender que lo único que le importa a esa mujer es su belleza, excluyéndola así de tener las capacidades de poder ejecutar esa labor como un hombre.
Actualmente la sociedad nos introduce a un estereotipo de una mujer infravalorada, un objeto sexual y con el único objetivo de seducir, es decir sexo a cambio de la compra del producto. Al utilizar a la mujer como un objeto sexual se han ocasionado problemas serios en la juventud como la anorexia, la bulimia etc. Y también ha influido en que las mujeres no puedan superar las limitaciones que se les imponen.
La publicidad es el reflejo de la sociedad en la que vivimos, de los pensamientos e ideas que forman la cultura que ha ido evolucionando. De ese modo para conseguir cambiar la imagen estereotipada que tenemos de la mujer lo que hay que hacer es cambiar el elemento más pequeño pero uno de los más importantes de nuestra sociedad: la publicidad.
Cintia Pablos 1º Bachiller C
Los papeles que se le otorgan a un hombre y los que se le dan a una mujer son muy diferentes. Quitando del embarazo, no existen tantas diferencias en las capacidades de ambos, aunque a decir verdad eso va influido por la cultura: a las niñas desde pequeñas se les regala muñecas para que desarrollen su capacidad maternal y se les regaña si actúan como algún amigo o su hermano a quienes se les regala pistolas y camiones para aumentar su capacidad agresiva.
La cultura puede invertir los papeles de ambos sexos, aunque con repercusiones psicológicas y sociales. De ahí podemos destacar la publicidad de nuestra época: sexista y discriminatoria.
En los espacios publicitarios el televidente es simplemente como una esponja que absorbe la información, sin rechazarla, meditarla ni aceptarla, sino que su subconsciente la acoge simplemente.
Aunque actualmente no hay tantas diferencias entre hombres y mujeres gracias a nuestra evolución cultural, se pueden observar algunas en los spot publicitarios: hombres cocinando, poniendo lavadoras o limpiando los platos añadiéndoles un gorro de cocinero, como si fueran profesionales, sin embargo las mujeres aparecen cocinando como “simples” amas de casa.
El mensaje que intentan transmitir es que el hombre se ha introducido en el ámbito doméstico, pero lo único que hace es reflejar esa discriminación existente en nuestra sociedad hacia la mujer como podemos observar en un anuncio de champú donde aparece una mujer en una oficina de trabajo donde se da a entender que lo único que le importa a esa mujer es su belleza, excluyéndola así de tener las capacidades de poder ejecutar esa labor como un hombre.
Actualmente la sociedad nos introduce a un estereotipo de una mujer infravalorada, un objeto sexual y con el único objetivo de seducir, es decir sexo a cambio de la compra del producto. Al utilizar a la mujer como un objeto sexual se han ocasionado problemas serios en la juventud como la anorexia, la bulimia etc. Y también ha influido en que las mujeres no puedan superar las limitaciones que se les imponen.
La publicidad es el reflejo de la sociedad en la que vivimos, de los pensamientos e ideas que forman la cultura que ha ido evolucionando. De ese modo para conseguir cambiar la imagen estereotipada que tenemos de la mujer lo que hay que hacer es cambiar el elemento más pequeño pero uno de los más importantes de nuestra sociedad: la publicidad.
Cintia Pablos 1º Bachiller C